jueves, 9 de octubre de 2025

“De tripas es la carboná”. Sátira bizarra del metal de horror en El espanto surge de la tumba (1993) de Dorso

Ponencia completa presentada en el Congreso de Horror & Metal en la Universidad Alberto Hurtado. 4 de octubre 2025.


El metal, desde sus orígenes, siempre estuvo vinculado al horror. Basta con remitirse a la historia de Black Sabbath, reconocidos como los “pioneros del heavy metal”, quienes tomaron su nombre de la película de terror italiana de 1963, dirigida por Mario Bava. La atmósfera lúgubre y el sonido estridente de la banda exploraban una representación de la oscuridad, algo que irrumpiera de manera violenta en el imaginario cultural de la época: mayo del ‘68, el flower power. Fue dicha irrupción el relámpago sonoro que evolucionó con el tiempo, hasta perfeccionar lo que más tarde sería conocido, durante la década de los ochenta, como el “metal extremo”, categoría en la que se incluyen sub géneros tales como el thrash metal y el death metal. Sin lugar a dudas, el metal extremo se volcó hacia el lado más feroz y salvaje, no solo de la música, sino que, sobre todo, de su imaginería y de su simbolismo. Con los máximos representantes del thrash y el death proliferaron las alusiones a lo satánico, a lo demoniaco, y también al aspecto más sombrío del ser humano.

Durante la segunda mitad de los años ochenta, Chile tuvo una potente escena metalera underground. Eran años de de convulsión sociopolítica a nivel país. Pese a las adversidades, muchas bandas emergentes de aquellos años lograron consolidar, con el tiempo, una trayectoria con destino. En el libro “Pájaros negros. Crónicas del heavy metal chileno” de Patricio Jara, se sostiene que fue el llamado “apagón cultural” de la época el que de verdad “hizo posible que surgiera un semillero de iniciativas que, ante la escasez, solo podían subsistir mediante la creatividad y el desarrollo de redes de amistad y contactos”. (Jara, 27). El antropólogo Christian Castro Bekios señaló además que “el ‘apagón cultural’ debe ser considerado entre comillas, pues entonces emergieron creaciones significativas dentro del campo de la música y el arte como espacios de participación donde no los había.”. (Jara, 27).

En ese panorama musical under, desde las entrañas de un Chile bizarro, nació Dorso, una de las bandas seminales del metal nacional. Formados en 1984, compartieron escenarios con otras agrupaciones tales como Masaskre, Pentagram, Necrosis, Warpath y Chronos. El sonido de todos, en general, estaba influido poderosamente por bandas de la talla de Metallica, Slayer o Kreator, solo por mencionar algunas. Por lo tanto, las temáticas iban desde la muerte, la maldad, la destrucción, la rebeldía, la crítica al sistema, hasta el ocultismo y la afición al cine de terror. Dorso, sin embargo, siempre se mostró como una banda diferente, única, que desafió todos los tópicos del género. ¿Cómo así? Conviene hacer un repaso de su génesis.

El concepto de Dorso se fue forjando gracias a su líder, la mente maestra detrás del proyecto: Rodrigo “Pera” Cuadra. Desde sus inicios, la propuesta musical de la banda intentaba aunar la agresividad del thrash con la sofisticación de estilos tan disímiles como el rock progresivo, la música electrónica y el jazz. Además, las letras y el arte de la banda iban por un carril muy distinto. En lugar de adorar a Satanás y de blasfemar contra Cristo, preferían reverenciar a seres y criaturas mitológicas, bajo el influjo de una inspiración lovecraftiana. Mencionar que Pera Cuadra era un ávido lector de H.P Lovecraft, el maestro del “terror cósmico”, quien fue, de alguna manera, el “padre espiritual” de Dorso y de muchas otras agrupaciones extremas en el futuro. Todas estas referencias quedaron inmortalizadas en el disco debut de la banda, llamado “Bajo una luna cámbrica” (1989), un disco que marcaría la dirección estética y la contundencia sonora de Dorso para la posteridad.

A comienzos de los noventa, la banda fue mucho más allá y se propuso realizar un álbum conceptual ambicioso. Surgía el disco “Romance” (1990), esa especie de tragedia épica en la que se cuenta la historia de un tal Reytec y su pasión enfermiza por una musa que lo lleva a codearse con seres desconocidos y fuerzas incontrolables. Una propuesta totalmente impensada en un Chile todavía a la sombra del conservadurismo y bajo el dogmatismo de la forma cultural y musical, durante el periodo de transición a la democracia. Fue en el tiempo posterior al Romance que Dorso experimentó una fuerte crisis creativa. Estuvieron incluso a punto de terminar para siempre con el proyecto. Urgía una reinvención, un cambio radical. El Pera Cuadra era consciente que, con Romance, Dorso perdía a muchos de los seguidores más acérrimos del metal extremo, pero no estaba dispuesto a hacer concesiones en su creación. Debía seguir adelante, contra todo pronóstico.

De esa manera, Dorso se reformó. Cual mutante, comenzó a gestarse una nueva criatura. Más enferma y espeluznante. Algo completamente disruptivo, una amalgama de horror truculento y brutalidad como nunca se había escuchado en el Chile subterráneo. Así, Pera Cuadra reunió a Álvaro Soms en guitarra y a Marcelo Naves en batería, y trabajaron en el que sería su tercer disco de estudio, “El espanto surge de la tumba” (1993). El nombre del disco se inspiró libremente en la película española homónima de 1972 dirigida por Carlos Aured y protagonizada por Paul Naschy, en el papel de un brujo decapitado que vuelve a la vida tras una sesión espiritista y que jura venganza, desatando el caos en una mansión a la que asisten un grupo de jóvenes. Dorso se propuso llevar la temática del horror a un nuevo nivel. Era algo que ninguna de las bandas del estilo había hecho en Chile, hasta entonces: incorporar el imaginario de cine b y de “cine bizarro”, con fuerte carga en el terror y el horror visceral, pero también en el humor negro más descarnado.

¿Qué es realmente lo "bizarro"? Según la Real Academia Española, el empleo de la palabra bizarro con el sentido de raro o extravagante “es un calco semántico desaconsejable del francés o del inglés”. Para el idioma castellano, lo bizarro significaba algo diametralmente distinto: lo gallardo, lo valiente. En cambio, en Latinoamérica, y en especial en Chile, lo bizarro ha adquirido el sentido que tiene la palabra en su acepción francesa: lo raro, y no solamente lo raro, sino aquello que se presenta ante el mundo con extrañeza y con cierto carácter subversivo o incomprensible. Ese significado se ha ido alimentando de la cultura popular. Germinó entonces el arte bizarro, el arte de lo extraño. Dorso hizo de lo bizarro su identidad, su forma proteica, plasmándolo en el arte del álbum, en las letras y en la arquitectura sonora, volviéndose más cercano al grindcore o al death que al progresivo de sus inicios, sin dejar de tener ese elemento vanguardista.

El espanto surge de la tumba se convirtió, de pronto, en una anomalía dentro de la discografía de Dorso y dentro de la propia escena metalera chilena de aquellos entonces. Claudio Díaz, Magíster en Ciencias sociales, indicó que:

“Dorso marcaría a fuego esos primeros años de la década de los 90. Sus líricas, su conexión con el cine, el comic y las caricaturas de culto, le dieron un matiz nacional al metal en un Chile que comenzaba a asimilar con rapidez lo foráneo, dándole un discurso territorial e identitario. ¿Quién diría que una historia de campo chilena se transformaría en una pieza de culto musical de horror? ¿Quién diría que en Chile “el espanto surge de la tumba”?”. (Díaz, 2021)

En una escena metalera que ya había roto esquemas en los ochenta, y cuya expresión musical siempre fue más cercana a la gravedad temática que al despliegue del humor y a la explosión de lo absurdo e hilarante, Dorso reivindicaron una forma diferente de hacer metal. Pera Cuadra confesó, en el capítulo cuatro de su nuevo programa de Youtube, que quiso hacer un metal inspirado en las películas de cine gore y, sobre todo, influido por la banda estadounidense Impetigo, quienes fueron el antecedente directo de esa nueva línea dentro del género extremo De hecho, el guitarrista de Impetigo, Mark Sawickis, según contó Rodrigo (Cuadra, 2025), le mandó películas de regalo de Lucio Fulci y le mandó el cassette original de su banda, “Ultimo Mondo Cannibale” (1990), inspirado en la película homónima de Ruggero Deodato, Jungle Holocaust de 1977, previa al clásico Holocausto Caníbal de 1980.

Previamente a Impetigo, la temática gore en el metal ya tenía sus referentes. Los británicos Carcass habían marcado tendencia con su violento y gráfico “Reek of putrefaction” de 1988, con una portada repleta de vísceras y de restos en descomposición. Por su parte, los norteamericanos Cannibal Corpse, pioneros del brutal death metal, debutaron con su álbum “Eaten back to life” de 1990, que iba dedicado explícitamente a Alferd Packer, “el primer caníbal americano”, y que mostraba en su portada a un zombie devorándose las entrañas. La censura no se hizo esperar, lo que contribuyó a la imagen terrorífica de la banda y a su propósito de perturbar susceptibilidades. Comenzaba a sonar fuerte y abrasivo, como un machetazo, el death metal más pesado y, sobre todo, el goregrind como estilo que explotaba abiertamente el imaginario del cine gore y slasher de los ochentas.

Jon Wiederhorn, en el medio Loudwire, indicó que: "el goregrind no conoce límites y las letras están llenas de descripciones de misoginia brutal, tortura, asesinato horrible e infestaciones que muchos encuentran ofensivas y repelentes. Aquellos con estómagos débiles deben mantenerse alejados de los horrores internos". (Wiederhorn, 2023). Dorso era consciente del surgimiento de este estilo y quiso hacer algo como Impetigo, Carcass o Cannibal, pero “a la chilena”. Se metió de lleno en el averno sonoro del naciente estilo goregrind de aquellos años, y ese estilo era el que más se ajustaba a la nueva dirección de la banda, la que terminaría por consolidar su propuesta definitiva y más reconocida entre sus fanáticos.

Dorso, fiel a su espíritu de vanguardia y a su transgresión encarnada, se convirtieron en la nueva “punta de lanza” del metal extremo de Chile. Sin embargo, quisieron llevar las cosas un poco más allá. Lo hicieron “a su pinta”. Sin perder el toque sarcástico, no escatimaron en la sátira, dentro de una escena en la que nadie se reía de sí mismo. Mientras las otras bandas del estilo presentaban sus temas de manera seria, creyéndose demasiado el cuento del “personaje maligno”, Dorso parecían más bien satirizar los tópicos del metal, llevando hasta límites insospechados lo grotesco, lo absurdo e incluso lo surrealista de las descripciones, la ruptura entre la realidad y la ficción y las imágenes delirantes, valiéndose de un lenguaje irónico, cacofónico y coprolálico, cruzado por un “spanglish” que se volvió expresión auténtica de la banda y que representaba esa mixtura, ese revoltijo híbrido entre lo extranjero y lo criollo. Al respecto, Felipe Ríos señaló que: “Dorso parecía hacerse consciente de que la tropicalización de esos géneros musicales a la realidad latinoamericana solo podía darse mediante el humor”. (Baeza, 2022). Dorso hicieron, sin duda, del metal extremo una “fiesta gore”. A la manera del carnaval bajtiniano, carnavalizaron la violencia, la sangre, la carne, en una amalgama excesiva. Transgredieron incluso hasta el canon del metal más purista, desafiando, una vez más, el oído de ciertos metaleros no muy amigos de la innovación y de la experimentación. Obligaron a sus oyentes a volverse prosélitos de esta verdadera orgía del metal más pútrido y demente. Y lo lograron con creces.

El espanto surge de la tumba. La rara avis del metal chileno. El golem hecho de cine gore, cultura under y metal extremo, arremetía en una escena musical que parecía estancada en sus lugares comunes. Vino a sacudir los órganos y las mentes, como un ser abominable que buscaba cobrar las cabezas de sus detractores. Antes que todo, la carátula. Se muestra a una criatura con la cabeza de un animal (parecido a un rumiante), envuelta de tripas y patas de pollo, de la cual sobresale una mano humana sosteniendo un cuchillo. Una carátula impactante y, al mismo tiempo, amenazante. Lo bizarro no invita al oyente: lo empuja con fuerza, lo somete y lo pervierte, y luego lo deja extrañado, salpicado de sangre, fluidos y materia podrida. El disco arranca con “Deadly pajarraco”, una explosión de cuerdas afiladas, ritmos acelerados y unos alaridos, cortesía del Pera Cuadra, que parecen más bestiales que humanos, buscando emular al pajarraco mortal descrito en la canción. Se trata de un buitre no muerto que alimenta a sus críos con cadáveres de la morgue. Los enfermeros están dispuestos a entregarle “el muerto en filetes” al buitre, con tal de seguir tomando vino y emborracharse. Desde el arranque, la tónica de las letras del disco abunda en chilenismos y retrata toda clase de seres monstruosos capaces de horrores inimaginables, solamente posibles dentro de un imaginario tan demencial como visceral.

La segunda pista, “Ultraputrefactus criatura” tiene por protagonista a una criatura sin forma única, que puede ser una “mezcla de ave, chivo y res”, un “chancho amorfo”, un “ser pulposo”, en definitiva, “un experimento sin definición” cuyo único propósito es el de destruirlo y pervertirlo todo a su paso. Luego, viene el tema que da nombre al disco: “El espanto surge de la tumba”. Aquí las letras del Pera resignifican el sentido del título para darle a su historia una entidad propia. Se cuenta el resurgimiento de un virus que revive a los muertos en una ciudad, guiño evidente a “Herbert West, reanimador” de Lovecraft. Después, sigue una laucha zombie que ataca a una abuelita en su hogar y le devora el cerebro, dejándola como “una regadera que chorrea sangre”. Finalmente, todo ocurre en una fiesta donde “chanchos con pistolas, monos con gillete lo hacen todo puré, chapoteando sin parar”. En suma, “de tripas es la carboná”. Hay en este corte pasajes que recuerdan a la película Braindead (1992) de Peter Jackson. Sin duda, uno de los temas potentes del álbum y de la discografía completa de Dorso, en donde lo grotesco, lo satírico y lo absurdo alcanzan su paroxismo.

Los temas “Silvester Holocaust” y “Horrible sacrifice” pueden escucharse como piezas que profundizan en la temática del campo en clave gore, agregándole a la mezcla una cuota de ciencia ficción, misterio y ocultismo. Es memorable el clip de audio de la caricatura de los noventa, “Ren y Stimpy”, al principio de “Silvester Holocaust”: “feliz, feliz/alegre, alegre”. La desnaturalización de la flora y la fauna recuerdan a “El color que cayó del cielo” de Lovecraft. En el tema que sigue, “Jazz Pop clásico”, el Pera Cuadra cuenta un rosario nauseabundo que da lugar a un pasaje instrumental. Luego, viene “Extraterrestre gore cannibal invasión” que remite a la película “La invasión de los usurpadores de cuerpos” (1956) de Don Siegel, y que ahonda en el imaginario macabro de la invasión alienígena, como si vinieran directo del planeta Dorsalia. La próxima pista, “Vampire of the night” tiene el intro de la película Drácula de 1979, dirigida por John Badham, que, a su vez, remite a la obra legendaria de Bram Stoker. Se habla de un vampiro con una inclinación necrofílica y conductas de perversión sexual. Una mezcla entre erotismo gótico y horror bizarro.

La novena canción quizá sea una de las más icónicas: “La mansión del Dr Mortis”. Se homenajea el clásico radioteatro e historieta de terror nacional creada por Juan Marino, durante de la década de los cuarenta. Con un estilo rockabilly e intermedios thrash, se cuenta la historia del Dr Mortis, un doctor con poderes sobrenaturales que experimenta con seres humanos, valiéndose de una ciencia perversa. Luego, sigue el tema “Zombies from Mapocho”, una canción al estilo folclórico campestre, en el que se interpreta el papel de un huaso que relata la llegada de zombies hechos de excremento. Una alusión directa a la coprofagia y una crítica velada al impacto medioambiental del río Mapocho en la capital. Un clímax abrupto y repugnante, para dar paso al tema que cierra el disco: “Terror carnaza”, una canción que regresa al metal extremo más primitivo, con una letra macabra y monstruosa sobre otra criatura de pesadilla sin forma única que asola una ciudad entera. Se describe como un “pulpo amorfo”, un “ser blasfemo”, un “toro enorme, mitad iguana” y hasta una “oruga caníbal”. La “carnaza” hace referencia a la abundancia de carne, en específico, “carne descompuesta usada como carnada”, pero además, significa algo “muy desagradable, pestilente, insoportable”. El tema “Terror carnaza” termina con brutalidad máxima, y también funciona como un epílogo y una síntesis de todo el espanto experimentado.

Que el álbum haya sido creado a principios de los noventa en Chile resulta tremendamente significativo. La democracia debía ser convulsiva o no sería. La sátira bizarra de Dorso podría proyectarse más allá del imaginario del metal. Su imaginario podría haber infectado también el alma nacional y convertirla en una orgía gore. Los monstruos que se creían enterrados volvían a resurgir de todas las tumbas habidas y por haber, y el nuevo Chile bizarro les daba la bienvenida para forjar una patria nueva: Dorsalia. Allí, más allá de sus parajes infectos, los dorsálicos del mañana volverán a cantar aquellos himnos y volverán a repoblar los espacios subterráneos, con suma crudeza y fantasía abyecta: “Hasta que en plena fiesta/Un grupo extraño llegó/Pajarracos, animales y gente/En total estado de gore/Entonces la fiesta sí empezó/Junto con la media cagá” (Darklyrics).



Referencias bibliográficas



· Baeza, F., R. (23 agosto, 2022). Dorso: a 30 años de ‘El espanto surge de la tumba’. Rialta. https://rialta.org/dorso-a-30-anos-de-el-espanto-surge-de-la-tumba/



· Cuadra, R. [Rodrigo pera Cuadra] (26 abr 2025). ¡CAPITULO CUATRO! [Video]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=JcCMubfEyV0&t=74s



· Darklyrics. (s.f.). Dorso lyrics. Darklyrics. http://www.darklyrics.com/lyrics/dorso/elespantosurgedelatumba.html



· Díaz, C. [Combi drums] (20 agosto, 2021). Análisis sociopolítico Chile comienzos de los 90' / Dorso - El espanto surge de la tumba (Coverdrum) [Video]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=LzrG2H9BihE&t=663s



· Jara, P. (2012). Pájaros negros – Crónicas del heavy metal chileno. Ediciones B - Santiago



· Wiederhorn, Jon. (6 October, 2023). "The Most Disgusting Metal Lyrics of All Time". Loudwire.

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